domingo, 2 de mayo de 2010

Flota de Indias.-

“Eran los esclavos del rey que navegaban en pequeñas embarcaciones, tenían que remar y muchos de ellos fallecían a consecuencia del cansancio, además las comidas que recibían eran muy malas. Con el invento de la vela los barcos navegaban mejor y tardaban poco tiempo en llegar desde América a España, aproximadamente un día o menos”.
(03.06.99. 2º ESO)


Respuesta correcta
Era un sistema de protección de las embarcaciones. La flota estaba formada por dos tipos de naves: las de carga normales y los galeones (92) que eran más rápidos, armados con cañones. Las naves de carga salían de Sevilla por marzo o abril, se dirigían a Veracruz —México—. En julio partían los galeones, también de Sevilla, se encaminaban a Panamá —Nombre de Dios—. A la vuelta se encontraban las naves de carga con los galeones en La Habana —Cuba— poniendo rumbo a Sevilla, solían invertir en el trayecto algo menos de dos meses.
En general, en el siglo XVI, estas flotas llegaron a la Península sin problemas y Sevilla (93) en esta época se convirtió en el centro del comercio europeo con América.










(92) Gran embarcación de vela que se empleó desde finales de la Edad Media, dedicada especialmente para carga por los españoles, formando grandes convoyes de hasta treinta o cuarenta navíos a fin de poder resistir el ataque de los piratas.
La embarcación que vinculó el comercio entre los puertos coloniales hispanos de Acapulco, perteneciente al virreinato de Nueva España y Cavite, en Filipinas, desde 1571 hasta 1813, en una ruta anual, se denominó galeón de Manila.
En 1564, se inició una expedición que partió de Acapulco al mando de Miguel López de Legazpi, llegó a Filipinas y retornó al puerto de partida un año después, atravesando por primera vez el océano Pacífico. El piloto fray Andrés de Urdaneta supo aprovechar para el regreso la corriente de Kuro-Shivo, llegando a las costas californianas. Quedó abierta una comunicación directa entre las posesiones españolas en Oriente, el continente americano y la metrópoli, así como el acceso a nuevos mercados.
En 1571, se realizó el primer viaje del Galeón de Manila —Nao de Acapulco y Nao de la China o de la Seda—. Esta travesía comenzaba en Acapulco allá por el mes de marzo finalizando en Filipinas por el mes de julio, retornando entre julio y enero, ya que el viaje de regreso era más dificultoso por la acción de los vientos. La mayoría de los galeones eran construidos en los astilleros del puerto de Cavite, tenían una capacidad variable, oscilando entre las 300 y 1700 toneladas.
En el mercado filipino de Manila —Parian— se embarcaban los productos procedentes de toda Asia –porcelanas, sedas, tejidos de algodón, alfombras persas y chinas, muebles, estaño, plomo, hierro, salitre y pólvora, especies, esclavos. El virreinato de Nueva España entregaba plata, cacao y productos llegados de España y de otros puntos de América.
La llegada del galeón a Acapulco era avisada desde el momento en que se aproximaba a las costas, repicaban las campanas de las iglesias y la noticia era recibida en la capital del virreinato, donde comenzaban los preparativos para la celebración de la feria coincidiendo con la estancia en el puerto del barco. Esta feria podía durar entre 20 o 60 días concentrándose todo el comercio con Asia en Acapulco ya que, desde 1581, gozaba con la autorización para comerciar con Filipinas después de la prohibición del comercio al virreinato del Perú en 1597.
La gran riqueza que transportaba el Galeón de Manila fue un objetivo permanente de los piratas, aunque en este largo periodo en que la ruta estuvo activa, solamente cuatro galeones cayeron en manos de piratas, corsarios o bucaneros (en 1587, Thomas Cavendish se apoderó del Santa Ana; en 1709, Woods Rogers del Encarnación; en 1743, George Anson del Nuestra Señora de Covadonga; y, en 1762, el Santísima Trinidad).
El último galeón —el Rey Fernando, apodado el Magallanes—, partió de Manila en 1811 y regresó de Acapulco en 1815. Las Cortes de Cádiz, en plena guerra de la Independencia española, decidieron su desaparición a favor del comercio libre.

(93) Las dos ciudades más pobladas de la Península en el siglo XVI eran Sevilla y Lisboa, sobrepasaban los cien mil habitantes a finales de este siglo. Gozaba Sevilla de un puerto muy bien protegido aunque algo incómodo por la barra que se acumulaba en la desembocadura del río Guadalquivir. Fue el centro del comercio y la navegación en este siglo. En Sevilla se localizaba la Casa de Contratación que dirigía todos los aspectos relacionados con el comercio y la navegación hacia el Nuevo Mundo.
En la actualidad se conserva en esta preciosa ciudad el Archivo de Indias —enorme cantidad de documentos que han permitido conocer todos los aspectos relacionados con el descubrimiento y la colonización americana.

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