domingo, 21 de noviembre de 2010

En clase de Lenguaje, 2º ESO. La explicación se basaba en la medida de los versos y para realizarla, el primer paso consistía en contar el número de sílabas que ese verso tenía. Los poetas, algunas veces, escriben versos con igual medida. Otras veces, combinan versos de distinta medida según un esquema determinado.
Para medir un verso, hay que contar el número de sílabas y fijarse en otras figuras de dicción como la sinalefa, la posición del acento en la última palabra del verso.
La sinalefa consiste en pronunciar y contar dos sílabas que pertenecen a palabras contiguas de un verso como si fueran una sola sílaba. Se produce cuando una palabra termina en vocal y la siguiente empieza por vocal o por h. Puede darse varias veces en un mismo verso.
La posición del acento al final del verso varía según que la última palabra de ese verso sea aguda, llana o esdrújula. Si termina en palabra aguda, se cuenta una sílaba más. Si al final, el verso concluye con una palabra llana, el número de sílabas no varía y si acaba en palabra esdrújula, se cuenta una sílaba menos.

Después de esta detallada información, los alumnos practicaron con una serie de ejercicios y en el primero, que consistió en medir un verso dado, un “aventajado” discente, sacó su regla de la maleta y midió el verso.

Sin comentarios.

(2º ESO. Abril 2000)

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