martes, 10 de marzo de 2020

Algunas mentiras históricas (15)


     En la Bastilla (1789) no había presos políticos. Allí se encarcelaban, sin juicio,  a toda persona que no "comulgara" con la monarquía francesa absolutista; era una fortaleza medieval que por su elevado coste de mantenimiento se pedía su demolición (1784). Su cierre se había decidido en 1788 y no se llevó a cabo. Esa era la causa que tuviera pocos presos un año después (14 de julio de 1789).


     En la fecha anteriormente citada, la toma de la Bastilla, sus "residentes" eran cuatro falsificadores, un enfermo mental, un noble que había sido condenado por incesto y un cómplice de Robert François Damiens cuyo intento de asesinar a Luis XVI fracasó. Dicha fortaleza estaba defendida por treinta y dos soldados suizos e inválidos de guerra, ochenta y dos soldados veteranos que disponían de cañones y armamento más que suficiente.


     El resultado del asedio que duró varias horas por parte de los asaltantes fue el siguiente: noventa y ocho muertos, sesenta heridos y trece mutilados. El objetivo de los agresores era hacerse con las armas y municiones almacenadas en ese castillo-fortaleza. En el asalto participaron entre seiscientos y novecientos civiles armados con pistolas, picos, sables... 


     Esta fortificación se inició durante el siglo XIV, concluyendo la misma a mediados del siglo XVI. Su capacidad era para cincuenta "inquilinos" y entre los "residentes" más ilustres o conocidos destacaron Fouquet, Voltaire, Sade...


     La toma de la Bastilla no fue un episodio heroico; pero se convirtió en un mito divulgado por los escritores románticos. Este hecho marca el inicio de la Revolución Francesa dando fin al Antiguo Régimen y a una sociedad más justa, libre e igualitaria. Fue un movimiento político, económico, social y militar dando lugar al establecimiento del gobierno republicano, constitucional y democrático. Derrocó a la monarquía absoluta francesa encabezada por Luis XVI.


     

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